Fuente: eldiario.es

El federalismo vuelve a aparecer como un intermedio razonable, capaz de disgustar a un tiempo a los separatistas y a los unitaristas a la fuerza.

El federalismo vasco celebra este sábado en Vitoria un acto recordatorio de aquella reunión de Eibar de 1869 donde se encontraron otros federales vascos y navarros cuando una oportunidad democrática se abría paso en España. Las expectativas que se generaron entonces respondían a la necesidad de dar solución al problema de la organización territorial del Estado. Este se había conformado unas décadas atrás “a la francesa”, siguiendo un modelo unitario y centralista, que en este caso no respondía al afán jacobino por igualar a todos ante la Administración, sino a la de dominar esta desde un centro de poder, al margen de si ese Estado era capaz o no -que no lo fue durante muchos decenios- de proveer de atención, derechos y servicios a sus ciudadanos. Por eso nuestros ancestros reivindicaban “La Federal” como mito emocional donde confluía su deseo de otra organización descentralizada y autónoma de las localidades y regiones que conformaban la España de entonces con otro de igualdad auténtica de derechos, sobre todo sociales y políticos, para quienes la poblaban.